Este compuesto no solo es fundamental para la producción de serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad”, sino que también está estrechamente relacionado con la salud de la microbiota intestinal y, por ende, con el eje intestino-cerebro.
La idea de que el chocolate puede elevar nuestro estado de ánimo se ha sostenido en la creencia popular y, en parte, está vinculada a la presencia de serotonina, un neurotransmisor clave en nuestro sistema nervioso.